En 1734 se mandó traer a la Virgen de Zapopan a Guadalajara porque cayeron dos rayos en la Iglesia de la Santa Cruz, administrada por los frailes de San Juan de Dios: el primer rayo mató al sacristán y el segundo al capellán.
Este hecho alarmó a la población de la entonces pequeña ciudad de Guadalajara y se pidió a través del cabildo eclesiástico la venida de la Virgen como protectora de rayos, tempestades y epidemias, con lo cual se estableció que cada año viniera a visitar la ciudad.
El 12 de junio llegaba al templo de la Orden de las Carmelitas Descalzas ("el Mesón de la Virgen", le llamaban), pasaba la noche y el 13 de junio se hacía la procesión rumbo a la Catedral de Guadalajara. Posteriormente se dieron una serie de ritos litúrgicos y la devoción popular pidió que se comenzara con las visitas por las diferentes iglesias de la ciudad de Guadalajara.
En aquellos años y hasta mediados del siglo XIX, lo que se festejaba era "la llegada de la Virgen de Zapopan", pero también comenzó a tomar un gran impulso el regreso a su santuario a manera de agradecimiento.
Fue por los siglos XVII y XVIII que se agregaron de manera paulatina a la conmemoración diferentes grupos militares, religiosos, y cofradías, incluso de otras poblaciones; hasta el siglo XX, el camino que se hacía de regreso fue de la calle de Hidalgo hasta la actual Basílica de Zapopan.
Al paso de los años se agregaron a esta veneración una serie de nuevos méritos y milagros, y por su intercesión a favor de la pacificación de las luchas independentistas, se conoce actualmente como "La Generala".
Con el tiempo la afluencia durante la Romería creció mucho, en parte a que se mejoró la organización eclesiástica, y al fervor y práctica religiosa que se tuvo, se conviertió en toda una tradición para Guadalajara: Cuatro meses de fiesta, porque se incluía ya la visita a los demás templos.
El festejo de la Romería se celebraba el 12 o 13 de junio con el inicio del temporal de lluvias, posteriormente fue el 1 de octubre, luego el 5 y ahora el 12 de octubre, aunque hubo momentos en que la Virgen estuvo mucho más tiempo en la ciudad, a veces hasta el 15 de diciembre...
Tomó mayor fuerza esta festividad religiosa por el crecimiento de la zona metropolitana de Guadalajara y por la fe que se le tiene a la Virgen en diferentes lugares, la cual ha llegado a otros estados del país, incluso a los propios migrantes en Estados Unidos.
Para esta práctica religiosa existe el apoyo de toda la comunidad católica, en cada barrio o en cada parroquia hay grupos que la acompañan y se convierte en una devoción de multitudes.
El índice de creyentes es mucho mayor ahora que el que se tenía en los siglos XVII - XIX. Actualmente es una peregrinación de un sólo día, el 12 de octubre, pero en ella participan alrededor de tres millones de personas, quienes generan, además, una importante derrama económica por el consumo de agua, alimentos y demás productos que se ofertan.
También se establecen pequeñas ferias o puestos en cada una de las parroquias donde llega la Virgen, juegos mecánicos, se ponen adornos, arcos con flores... por lo cual es todo un evento cultural y es muy grande la derrama económica que ofrece.
En estos últimos años, el Cardenal de Guadalajara, D. Juan Sandoval Iñiguez, ofrece la Misa de acción de Gracias y del Patrocinio de la Virgen de Zapopan en la explanada del Instituto Cultural Cabañas. Este año se han establecido estas celebraciones como "Fiestas Patronales" para nuestra Arquidiócesis.
Se denomina "Romería" al retorno de la imagen de la Virgen de Zapopan a su Santuario, recorriendo unos ocho kilómetros (ordinariamente a pie), desde la Catedral de Guadalajara, después de haber bendecido decenas de capillas y parroquias de nuestra Arquidiócesis, además de escuelas, hospitales, fábricas, mercados, etc.
La Romería de Zapopan es un acontecimiento religioso que desde 1734 convoca a peregrinos de Jalisco, de otras entidades del país y del extranjero, y hoy en día suman alrededor de tres millones los que asisten al festejo del 12 de octubre...
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