I. LA PRESENTACIÓN Y EXPOSICIÓN DE LA FE DE LA IGLESIA Y EL SÍMBOLO DE LA FE
En los inicios del Catecismo de la Iglesia Católica nos encontramos con esta afirmación: “Nuestra exposición de la fe seguirá el Símbolo de los Apóstoles, que constituye, por así decirlo, el más antiguo catecismo romano” (CCE 196). Los autores del Catecismo descubren así una decisión fundamental que habría de orientar la redacción del Catecismo, al determinar que el Símbolo de los Apóstoles fuera base y asiento de la exposición orgánica y sintética de los contenidos de la fe, que eso es el Catecismo de la Iglesia Católica.Con anterioridad a esta afirmación, el Catecismo va a dedicar una serie de números a preparar y contextualizar esta elección fundamental, presentando el sentido y naturaleza de la fe y la función de los símbolos. Teniendo como punto primario de referencia la profesión de la fe de la Iglesia, el Catecismo será una expansión y desarrollo de este núcleo fundamental que es el Símbolo de los Apóstoles, entendido como confesión bautismal, como acto de fe bautismal. Y así quedará resaltado en el texto: La primera profesión de fe se hace en el Bautismo. El símbolo de la fe es, ante todo, el símbolo bautismal. Puesto que el Bautismo es dado en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo (Mt 28, 19), las verdades de fe profesadas en el Bautismo son articuladas según su referencia a las tres personas de la Santísima Trinidad” (CCE 189).
Esta decisión de los autores del Catecismo de articular la exposición entera de la fe de la Iglesia sobre la base del Símbolo, es, sin duda, de gran valor e importancia para la catequesis actual y señala su camino a seguir. En este sentido nos permite presentar algunas consideraciones sobre su significado y alcance…
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