CD "Conozco y vivo mi fe 7"



Queridos Catequistas:

Tenemos la dicha de presentarles el CD "Conozco y vivo mi fe 7", la más reciente producción musical que Ediciones Casa del Catequista ha hecho, para fortalecer y complementar su ministerio.

Los cantos de este CD favorecen el reconocimiento de Dios, caminando con su pueblo, en la Historia de la Salvación, y en el conocimiento de la fe que profesamos.

El Catecismo de la Iglesia Católica. Del acto de fe a la confesión de fe

Estaremos compartiendo extractos de un artículo editado por la revista “Teología y catequesis” de la Facultad de Teología San Dámaso, de Madrid España. En este caso, con la temática: A 20 años de la publicación del Catecismo de la Iglesia Católica, a propósito del Año de la Fe, con la visión teológica del profesor emérito de la Universidad de Dámaso Manuel del Campo Guilarte.

I. LA PRESENTACIÓN Y EXPOSICIÓN DE LA FE DE LA IGLESIA Y EL SÍMBOLO DE LA FE

En los inicios del Catecismo de la Iglesia Católica nos encontramos con esta afirmación: “Nuestra exposición de la fe seguirá el Símbolo de los Apóstoles, que constituye, por así decirlo, el más antiguo catecismo romano” (CCE 196). Los autores del Catecismo descubren así una decisión fundamental que habría de orientar la redacción del Catecismo, al determinar que el Símbolo de los Apóstoles fuera base y asiento de la exposición orgánica y sintética de los contenidos de la fe, que eso es el Catecismo de la Iglesia Católica.

Con anterioridad a esta afirmación, el Catecismo va a dedicar una serie de números a preparar y contextualizar esta elección fundamental, presentando el sentido y naturaleza de la fe y la función de los símbolos. Teniendo como punto primario de referencia la profesión de la fe de la Iglesia, el Catecismo será una expansión y desarrollo de este núcleo fundamental que es el Símbolo de los Apóstoles, entendido como confesión bautismal, como acto de fe bautismal. Y así quedará resaltado en el texto: La primera profesión de fe se hace en el Bautismo. El símbolo de la fe es, ante todo, el símbolo bautismal. Puesto que el Bautismo es dado en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo (Mt 28, 19), las verdades de fe profesadas en el Bautismo son articuladas según su referencia a las tres personas de la Santísima Trinidad” (CCE 189).

Esta decisión de los autores del Catecismo de articular la exposición entera de la fe de la Iglesia sobre la base del Símbolo, es, sin duda, de gran valor e importancia para la catequesis actual y señala su camino a seguir. En este sentido nos permite presentar algunas consideraciones sobre su significado y alcance…

Cómo se organiza la Iglesia Mexicana

El Padre Miguel Ángel Silvestre Valdez nos comparte hoy cómo se organiza la Iglesia en México.



Programa "Espacio SEDEC" del 9 de enero de 2013.

Es mi naturaleza...

Érase una vez, a la orilla de un riachuelo, un pequeño alacrán que esperaba ansioso a un pececillo que le hiciera el favor de cruzarlo al otro extremo del caudal...
Como era de esperarse, ningún pez se atrevía a cargar sobre sus lomos al alacrán. Y es que... ¡Era un alacrán!
Sin embargo, un tímido pececito "se entretuvo de más" platicando con el alacrán... Le decía:

- Anda, pececito, llévame a la otra orilla de este riachuelo.
- No - respondió el pececito - ¡Eres un alacrán! Si te llevo así, como dices, me vas a picar...

El alacrán cambió, entonces, el tono de su voz, y le insistió con mayor "ternura":

- ¡Por favor, pececito! ¿Cómo puedes pensar acaso que yo te picaría? Tú me estarías haciendo un favor, y una bondad así no se puede pagar con un piquetazo de mi aguijón... Además, si yo te picara, tú te ahogarías y yo... simplemente moriría... 
- Bueno... tienes razón... ¡Prométeme que no me vas a picar!
- ¡Te lo prometo, pececito! ¡Te lo prometo!

Y el ingenuo pececito dejó que el alacrán se subiera a su espalda... 

Mientras iban por la superficie del río, el pececito trataba de "sacarle plática" al alacrán, porque tenía mucho miedo de que fuera a romper su promesa y le picara... por su parte, el alacrán trataba de "contestarle aprisa", porque estaba haciendo un esfuerzo mayúsculo, tratando de contener su cola... ¡Sentía un fortísimo impulso de picar a su bienechor!

Cuando iban ya casi llegando a la orilla, el alacrán no pudo más, y alzando su cola, descargó un aguijonazo sobre la espalda del pececito... 

El pececito sintió aquella descarga venenosa, y muy triste le dijo al alacrán:

- Me mentiste, alacrán... rompiste tu promesa... me picaste... me vas a matar...
Y el alacrán, también muy triste, le confesó:
- ¡Pececito! Discúlpame... es mi naturaleza... soy un alacrán... 

* * * * * * * * * *

¿Cuántas veces hemos caído ingenuamente en propuestas similares? 

Decía San Pedro en su primera carta: "El diablo, como un león rugiente, ronda buscando a quien devorar" (Ver 1 Pe 5, 8). No hay de otra, querido lector: "Hay que resistirle, firmes en la fe"... 
Recordemos las palabras de nuestro Señor:

"Un árbol bueno da frutos buenos... un árbol malo, malos" (Ver Mt 7, 17) Es su "naturaleza".

Finalmente, bien que aplica refrescar aquí el dicho tan conocido que reza: "A quien buen árbol se arrima... buena sombra le cobija..."

¿Por qué arriesgarse a perder la vida en nimiedades? ¿Valdrá la pena enrolarse en un "caso perdido"?

La Palabra Laico

La catequesis con adultos tiene como interlocutores a los laicos que han optado por Jesucristo.

¿Qué significa la palabra laico?

Se llaman fieles laicos a todos los cristianos que están incorporados a Cristo por el Bautismo, que forman el pueblo de Dios y participan de las funciones de Cristo: Sacerdote, Profeta y Rey. Ellos realizan, según su condición, la misión de todo el pueblo cristiano en la Iglesia y en el mundo. 
Son “hombres de la Iglesia en el corazón del mundo y hombres del mundo en el corazón de la Iglesia” (DP 786, DA 209). 
 Esto implica reconocer y promover su vocación como misioneros en medio de las realidades temporales, con el fin de ordenarlas a Dios (cfr LG 31; EN 70; Chl 23). Por lo tanto, no se trata de una suplencia o delegación del sacerdote, donde él no puede llegar, sino de su misión original que brota de su mismo Bautismo y que es robustecida por el sacramento de la Confirmación. Esto no obsta que algunos laicos estén llamados a prestar servicio al interior de la Iglesia misma. 


(cfr JESÚS, CAMINO VERDAD Y VIDA. Líneas Generales para la catequesis con adultos, No. 1.2 Ed. Casa del Catequista)

La Epifanía

El término “epifanía” (compuesto griego de las palabras “epi – faneia”) significa “manifestación”, “darse a conocer”.

Es una palabra que cuenta con un sentido más bien extenso, se refiere a toda revelación de lo sagrado (o de la divinidad) al género humano.
La Epifanía es una de las fiestas litúrgicas más antiguas, incluso más aun que la Navidad. Nacida en la Iglesia Oriental, parece que en Egipto y en Arabia ya se celebraba durante el solsticio de invierno (el 21 de diciembre), en el año 361.

Es cierto que Jesús “se dio a conocer” a diferentes personas y en diversos momentos, comenzando por la manifestación que hace a los pastores, humildes y sencillos, quienes después de haber recibido esta "faneia", lo manifiestan, compartiendo a los demás "todo lo que se les había dicho de ese Niño" (Ver Lc 2, 20).

¿Usted cree en eso? (Cuento)


Eran las dos de la tarde... y entre el ruido, el calor, el gentío inquieto, y el vaivén del tren surcando los rieles de la Francia, un joven se percató de un "pasajero especial": Allí, sin compañero de asiento, miró a un anciano que sostenía en su mano izquierda un librito de devociones y "desgranaba" un rosario en la derecha...

El joven, un tanto molesto, se sentó al lado del anciano, y le increpó:

- Señor, ¿Usted cree en eso?