¡Muy pronto contaremos, Dios mediante, con un nuevo Santo!


Tras un prudente tiempo de investigaciones, el Papa Benedicto XVI ha aprobado, finalmente, el milagro que determina que S.S. Juan Pablo II puede ser venerado en los altares.

Desde que "el Papa Grande" falleció el pasado 2 de abril de 2005, voces de todo el mundo vitoreaban: "¡Santo súbito!" ("¡Santo ya!"), solicitando así su pronta exaltación como "Beato".

Pese a que han transcurrido más de cinco años de su fallecimiento, puede decirse que Juan Pablo II será considerado modelo para los fieles en "tiempo récord", y es que su proceso de beatificación contó con dos facilidades:

1. La dispensa que Benedicto XVI extendió sobre los "cinco años" que el derecho canónico estipula como "espera" para iniciar cualquier proceso de beatificación.
2. El canal "preferencial" que se dio a este caso. Desde el 28 de junio de 2005 iniciaron las investigaciones en la Diócesis de Roma sobre la vida y virtudes de Karol Wojtila.

El 19 de diciembre de 2009, Benedicto XVI proclamó las "virtudes heróicas" de Juan Pablo II, declarándolo así "venerable".

Sólo faltaba comprobar un milagro atribuido al Papa, así que durante 2010 la Sede Apostólica estuvo investigando el caso de la Monja francesa Marie Simon Pierre Normand, del Instituto de las Pequeñas Hermanas de la Maternidad Católica, enferma antes del mal de Parkinson y curada milagrosamente bajo su intercesión.

El 14 de diciembre de 2010 los teólogos peritos dieron su parecer positivo, y el 11 de enero de 2011 los Obispos y Cardenales asignados.

Hoy, el Papa Benedicto XVI ha ratificado el milagro, y se ha declarado el día 1 de mayo de 2011, luego de seis años y treinta días, para hacer la celebración requerida y proponer a Juan Pablo II como Beato.

Con este hecho, el "Papa Grande" ha superado en tiempo incluso el proceso de beatificación de la Hermana Teresa de Calcuta, quien a los seis años y dos meses fue ascendida a los altares.


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