Retiro Espiritual de Cuaresma para personas con discapacidad

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9 comentarios:

  1. Considero inoportuno y triste que se expresen de esa manera sobre las personas CON CAPACIDADES DIFERENTES.

    ¿A caso a ellos les "falta algo"? Son y no dejan de ser seres humanos. Quizá a nosotros -"los normales"- nos sobren las cosas que a ellos "les falta".

    Discapacitados es un término aberrante tanto como cuando se les llamaba y llama "mongolitos" a personas con ese retraso.

    Considero es mejor: personas especiales, con capacidades diferente que discapacitados.

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  2. Miguel:
    Gracias por compartir tu opinión. Consideramos preciso, aprovechando tu comentario, aclarar los términos que de modo correcto han de emplearse, tanto en la sociedad como en la Iglesia, al referirnos al mundo de la discapacidad y en nuestro caso al de la Catequesis Especial.

    De entrada, en el cartel no empleamos el término que mencionas: "discapacitados", pues no estamos de acuerdo con el. Asimismo para nosotros ellos son personas normales y han de ser reconocidos y valorados por todos como seres humanos e hijos de Dios.

    Aclaro lo del uso de ciertos términos.

    Partamos de ejemplos de la vida diaria:
    - A un bolígrafo también le llamamos pluma.
    - A un automóvil también le llamamos coche.
    - A una cubeta también le llamamos balde o bote.
    - A un niño también le llamamos chico, chavo, pequeño, infante, etc.
    - A una habitación la llamamos cuarto, pieza, recamara, aposento, etc.

    Suele pasar que, al llamar cada persona a lo mismo con diferente nombre, generamos una confusión y no logramos lo que queremos. Es frecuente oír en un taller mecánico un diálogo como el siguiente: “Pásame el dese” (dice el mecánico), “¿dónde está?" (responde su ayudante), “arriba de la desa” (aclara el mecánico). Y, con seguridad, nosotros no entendimos nada, pero el ayudante del mecánico (auxiliar, chalán, etc.) supo a ciencia cierta de lo que se trataba. Lo mismo pasa al referirnos al mundo de la discapacidad.

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  3. A lo largo del peregrinar histórico de la humanidad en este mundo, el modo de pensar y la terminología para referirse a las personas con discapacidad han variado de acuerdo al momento cultural que se vive y a las influencias propias de cada época y lugar. Lo anterior se ve reflejado en el trato que las personas con discapacidad reciben en su familia, en la sociedad, en la Iglesia y en nuestro caso en los grupos de catequesis parroquial.

    En esta situación han intervenido la aportación de diversos profesionales involucrados en la atención al mundo de la discapacidad (terapeutas, sociólogos, médicos, psicólogos, educadores), los organismos internacionales (ONU, OMS, BMD, etc.), los medios masivos de comunicación, las asociaciones especializadas, los familiares, las mismas personas con discapacidad y, por qué no decirlo, el discurso político de los gobernantes en turno.

    Lo anterior, hizo surgir la necesidad de una clasificación internacional sobre la discapacidad la cual sea aplicable en todas las esferas sociales y en todos los rincones del mundo. Ante tal necesidad la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 1980, a través de la Clasificación Internacional de Deficiencias, Discapacidades y Minusvalías (CIDDM), ofrece una respuesta al explicar tres términos que, aunque son diferentes, están relacionados entre sí.

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  4. •Discapacidad
    Es toda disminución (restricción) o ausencia (debido a una deficiencia) de la capacidad de realizar una actividad en la forma o dentro del margen que se considera normal para un ser humano.
    •Deficiencia
    Es toda pérdida o anormalidad de una estructura o función psicológica, fisiológica o anatómica.
    •Minusvalía
    Es una situación desventajosa para un individuo determinado, consecuencia de una deficiencia o una discapacidad que limita o impide el desempeño de un rol que es normal en su caso (edad, sexo, factores sociales y culturales).

    En el año 2001 la OMS realizó una reformulación conceptual, teniendo como justificación la preocupación de muchos personas en relación al sentido negativo o de enfermedad utilizado en los términos anteriores, añadiendo a la nueva versión un lenguaje que hable en sentido positivo o de salud considerando, entonces que:

    •Discapacidad, se relaciona a actividad.
    •Deficiencia, a función y estructura corporal.
    •Minusvalía, a participación en sociedad.

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  5. Las definiciones establecidas en esta clasificación, fueron el primer paso para identificar que el entorno social y físico, incide en mayor o menor medida en la evaluación y diagnóstico de la discapacidad.

    Los especialistas en la materia, realizaron diversas críticas y pidieron que se hiciera una revisión a este documento. Aplicando el modelo biopsicológico de la discapacidad en el que ésta es considerada como resultado de las interacciones entre la situación de salud de los individuos y las interacciones del medio social en el que se desarrolla. La discapacidad está entonces en función de la relación de la persona, su salud y el contexto social.

    En este caso, se buscó un lenguaje común, aplicable transculturalmente, que permitiera describir de manera fiable y replicable los estados funcionales inherentes a las “condiciones de salud” de las personas.

    Este proceso dio como resultado “La Clasificación Internacional del Funcionamiento, de la Discapacidad y de la Salud” (CIF), aprobada por la Asamblea Mundial de la Salud, en mayo de 2001. La razón de esta nueva clasificación es la aplicación de un lenguaje positivo y una visión universal de la discapacidad, en la que ésta sea la interacción de las características del individuo con el entorno y el contexto social.

    En la nueva conceptualización de la CIF, se estableció el término de Discapacidad como un término genérico que abarca las distintas dimensiones:

    •Deficiencias de función y deficiencias de estructura
    •Limitaciones de las actividades
    •Limitaciones en la participación

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  6. Por otro lado la “Convención interamericana para la eliminación de todas las formas de discriminación contra las personas con discapacidad” refiere que: El término “discapacidad” significa una deficiencia física, mental o sensorial, ya sea de naturaleza permanente o temporal, que limita la capacidad de ejercer una o más actividades esenciales de la vida diaria, que puede ser causada o agravada por el entorno económico y social (artículo 1 fracción 1).

    A su vez el Banco Mundial para el Desarrollo (BMD) en 2004, señala: La “discapacidad” es el resultado de la interacción entre personas con diferentes niveles de funcionamiento y un entorno que no toma en cuenta tales diferencias.

    Dicho de otra manera, las personas con limitaciones físicas, sensoriales o mentales suelen estar, mas no ser, discapacitadas, no debido a afecciones diagnosticadas sino a causa de la exclusión de las oportunidades educativas, laborales y de los servicios públicos (pues la sociedad al rechazarlos los cataloga como discapacitados y no como personas capaces de desempeñar miles de actividades). Esta exclusión aumenta la discapacidad. Cabe destacar el hecho de que es la sociedad la que discapacita a la persona.

    Por tanto, la discapacidad tiene que ver con la disminución de una capacidad en alguna área específica, por lo que el uso del término reconoce que todas las personas con discapacidad tienen aún mucho que contribuir a nuestra sociedad y a la Iglesia, incluida la catequesis misma.

    Es importante considerar, que en México, la reforma constitucional publicada del 4 de diciembre de 2006, al artículo primero, párrafo tercero. En esta reforma se sustituyó el término de personas con “capacidades diferentes” por el de discapacidad, para quedar de la siguiente manera: “Queda prohibida toda discriminación motivada por origen étnico o nacional, el género, la edad, las discapacidades, la condición social, las condiciones de salud, la religión, las opiniones, las preferencias, el estado civil o cualquier otra que atente contra la dignidad humana y tenga por objeto anular o menoscabar los derechos y libertades de las personas”.

    Por lo tanto, en congruencia con el término establecido en los Acuerdos Internacionales y ahora, con la Constitución Mexicana; el término adecuado para referirse a las personas que tienen alguna discapacidad es “Persona con discapacidad”.

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  7. Por último, quiero dedicar una palabras al término “personas con capacidades diferentes”
    Debido a su uso entre nuestra gente, creemos conveniente aclarar el origen y consecuencias del uso de este término.

    Se originó en la campaña electoral presidencial del año 2000, por el entonces candidato Vicente Fox, como un slogan de su campaña. En un afán de querer suavizar el término o “resaltar” las virtudes o habilidades de las personas con discapacidad.

    A lo largo de su mandato, este término se oficializó indebidamente, lo que ocasionó que en los discursos de los políticos, mensajes institucionales o documentos del gobierno, se utilizará esta definición. Esta imprecisión logró tal alcance que quedó registrado en ordenamientos importantes como la Constitución Política (antes de la reforma constitucional de diciembre del 2006), en algunas Leyes Federales, locales, así como en el actual Reglamento de Tránsito Metropolitano del Distrito Federal.

    Pero el término de “capacidades diferentes” no cuenta con fundamento etimológico, médico, académico, o de ningún tipo que lo sustente, pues todas las personas contamos con cualidades únicas y diferentes a las que tienen otras personas, por lo que el uso de dicho término se refiere a toda persona, tenga o no una discapacidad.

    Por tanto, con lo anteriormente dicho, en el Equipo de Catequesis Especial del SEDEC de la Arquidiócesis de Guadalajara, hemos decidido estar en armonía con los términos empleados en el caminar de la sociedad actual los cuales se derivan de una larga y seria reflexión de todos los implicados en el mundo de la discapacidad. Por ello es que decimos: "PERSONAS CON DISCAPACIDAD".

    Seguimos agradeciendo sus aportes y les reiteramos la invitación al Retiro Espiritual para Personas con Discapacidad del próximo 20 de Marzo.

    Fraternalmente
    José Inés Flores de la Cruz
    Coordinador del Equipo de Catequesis Especial del SEDEC de la Arquidiócesis de Guadalajara
    catequesisespecial@sedecgdl.com

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  8. Yo persona sorda gusta digan: persona con discapacidad Esta bien Igual tampoco decir silente Gusta mas: Sordo eso soy papa dios gracias
    Juan Camarena

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  9. Juan:

    Gracias por tu comentario, es verdad lo que dices: En lugar de "silente" el nombre adecuado para referirnos a quien tiene discapacidad auditiva es, de acuerdo al resultado de su audiometría, "sordo" o "hipoacústico".

    Y en el caso de quienes tienen discapacidad visual, no debemos decir "invidente" sino "ciego" o "débil visual".

    Te esperamos en el retiro de cuaresma del próximo domingo 20 de Marzo en las instalaciones del SEDEC, calle Román Morales (calle 32) 517 entre Industria y Federación, en el Sector Libertad de Guadalajara.

    Fraternalmente
    José Inés Flores de la Cruz
    Coordinador del Equipo de Catequesis Especial del SEDEC de Guadalajara

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