¡Yo no soy rico! (cuento)


Un cierto día, un padre de familia quiso darle una lección a su hijo. Hacía bastante tiempo que el pequeño demostraba cierta vanidad y se dejaba llevar fácilmente por la comodidad y los lujos...

Aquel padre, sintió la "responsabilidad" de mostrarle "el mundo de los pobres", para provocar en su hijo más gratitud, así que lo llevó durante toda una jornada a "convivir" con la familia de su jardinero.

La familia vivía al pie de un cerro lejano. Al término de la jornada, y estando ya en su casa, el padre preguntó a su hijo:

- ¿Cómo te fue en tu día, hijo?

- ¡Muy bien, papá!

- ¿Viste lo pobre que puede ser la gente?

- ¡Ay, papá! Sí...

- Y, ¿qué aprendiste hoy?

Aquel padre pensaba escuchar de su hijo una lastimosa "queja"... pero lo que oyó de él lo dejó más que sorprendido:

- Vi que nosotros tenemos un perro... ¡Pero aquella familia tenía cinco! Nosotros tenemos una hermosa piscina a la mitad de nuestro jardín... ¡Pero ellos tienen un arroyo cristalino e inmenso! Nosotros tenemos lámparas importadas que alumbran nuestro patio... ¡Pero ellos tienen un cielo estrellado y rutilante! Nosotros tenemos una casa muy grande, pero llega hasta la barda que la protege... En cambio, ¡Ellos tienen un patio que da hasta más allá de los montes! Nosotros tenemos mucho dinero, porque tú y mamá trabajan todo el día... Sin embargo, ¡Ellos tienen tiempo para convivir con su familia y viven muy felices! Ahora comprendo, papá, que yo no soy rico... ¡Gracias, por enseñarme cuán pobre soy y por mostrarme cuán rico puedo llegar a ser!

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No cabe duda: Hay ricos tan pobres... que lo único que tienen es su dinero...

1 comentario:

  1. Una gran enseñanza.
    Cuantas veces no sabemos valorar la vida y peregrinamos por ella con unos parámetros tan lejanos a la felicidad de los hijos de Dios.

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