La Jornada Mundial de la Juventud, realizándose actualmente en Madrid, España, se ha denominado “la gran fiesta de los jóvenes”… ¿Por qué?
“Fiesta” es un término muy común, designa una reunión de personas para celebrar un acontecimiento o divertirse. Por lo general, una fiesta suele acompañarse de comida y bebida, y a menudo también de música y baile…
La “alegría” puede ser el “ingrediente secreto” de las fiestas; sin ella no se podría hablar de auténtico festejo.
Hoy en día, las fiestas de la gran mayoría de los jóvenes involucran actividades o sustancias ilícitas, tales como el desenfreno sexual, el alcohol o las drogas…
La JMJ ha reunido a más de un millón de jóvenes, y todos ellos han sido convocados no por un artista, una empresa o algún equipo de futbol, sino por Cristo Jesús, el Papa y la Iglesia Católica…
En medio de un mundo secularizado, sumergido en los excesos y nunca satisfecho, estos jóvenes demuestran que es posible divertirse sin ingerir bebidas alcohólicas, sin drogarse ni soltar la rienda de su cordura o el pudor… Estos jóvenes cantan, bailan, gritan, echan porras, y sin necesidad de ofender a nadie son felices… Se alimentan del Cuerpo y la Sangre de su Señor, participan de catequesis y asisten a diversas actividades recreativas y culturales, pasean por las calles y le manifiestan al mundo que la alegría de esta convocación radica en saberse y sentirse jóvenes comprometidos con su Dios y con sus hermanos…
De todas las razas, lenguas y naciones… de todas las castas sociales y estatus económicos… religiosos, sacerdotes o laicos… ¡El único requisito es querer participar!
Firmes en la fe… por un mundo mejor…
“Fiesta” es un término muy común, designa una reunión de personas para celebrar un acontecimiento o divertirse. Por lo general, una fiesta suele acompañarse de comida y bebida, y a menudo también de música y baile…
La “alegría” puede ser el “ingrediente secreto” de las fiestas; sin ella no se podría hablar de auténtico festejo.
Hoy en día, las fiestas de la gran mayoría de los jóvenes involucran actividades o sustancias ilícitas, tales como el desenfreno sexual, el alcohol o las drogas…
La JMJ ha reunido a más de un millón de jóvenes, y todos ellos han sido convocados no por un artista, una empresa o algún equipo de futbol, sino por Cristo Jesús, el Papa y la Iglesia Católica…
En medio de un mundo secularizado, sumergido en los excesos y nunca satisfecho, estos jóvenes demuestran que es posible divertirse sin ingerir bebidas alcohólicas, sin drogarse ni soltar la rienda de su cordura o el pudor… Estos jóvenes cantan, bailan, gritan, echan porras, y sin necesidad de ofender a nadie son felices… Se alimentan del Cuerpo y la Sangre de su Señor, participan de catequesis y asisten a diversas actividades recreativas y culturales, pasean por las calles y le manifiestan al mundo que la alegría de esta convocación radica en saberse y sentirse jóvenes comprometidos con su Dios y con sus hermanos…
De todas las razas, lenguas y naciones… de todas las castas sociales y estatus económicos… religiosos, sacerdotes o laicos… ¡El único requisito es querer participar!
Firmes en la fe… por un mundo mejor…
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