En
la actualidad hay un hecho muy significativo que tiene que cambiar por completo
nuestra tarea evangelizadora: en nuestro
ambiente hay muchos bautizados y pocos cristianos verdaderamente evangelizados
y comprometidos con la comunidad y con el mundo. Esto
inquieta y desafía a la comunidad parroquial a cumplir con la tarea de
renovarse profundamente desde el anuncio misionero que se hace, el testimonio
que se está dando, el servicio y la caridad que se ofrece.
La
comunidad parroquial necesita “recomenzar desde Cristo” y, en fidelidad al
Espíritu Santo que conduce a la Iglesia, iniciar una verdadera revisión y
renovación eclesial. Una de las
propuestas del V Plan Diocesano de
Pastoral nos impulsa a asegurar
en todas las comunidades parroquiales el anuncio del Kerigma e implementar itinerarios de iniciación cristiana adaptadas
a la situación de los no evangelizados o no suficientemente evangelizados (cfr V
Plan Diocesano de Pastoral No. 50; 58).
Ya existen parroquias que han entrado desde hace años en este proceso de renovación, pero aún hace falta que se estructure un proceso que tenga inspiración catecumenal, que sirva para formar cristianos verdaderamente evangelizados y comprometidos.
Como
la parroquia es una red de comunidades, grupos y movimientos, se ha observado
que algunos predican el Kerigma, pero luego no desarrollan la fe inicial a
través de la catequesis, de la inserción en la comunidad eclesial y del
compromiso misionero; otros grupos parroquiales catequizan sin haber anunciado
antes el Kerigma. Por eso se hace
necesario que desde la parroquia se coordinen todas las acciones para
atender con más cuidado las etapas del primer anuncio, la iniciación cristiana y la maduración en la fe. Para que, desde el
fortalecimiento de la identidad cristiana, ayudemos a cada persona a descubrir
el servicio que el Señor le pide en la Iglesia y en la sociedad (cfr DA 3).
Una
de las tareas que la iniciación cristiana presenta a la comunidad parroquial es
la de iniciar a los adultos bautizados y no suficientemente evangelizados, ya
que en ellos descansa la responsabilidad de transmitir la fe por la predicación
de la Palabra y el testimonio, dar vida a la misma Iglesia y comprometerse en
nombre de la Iglesia en la transformación de la sociedad.
La Sección Diocesana de
Evangelización y Catequesis, desde hace ya varios años, con el fin de que la
catequesis de adultos "sea
considerada como la forma principal de la catequesis, a la que todas las demás,
ciertamente necesarias, de alguna forma se ordenan” (DGC 59; cfr CT 43), está haciendo el esfuerzo de
organizar y sistematizar dicha catequesis con adultos. Esto requiere de consultar, principalmente a
aquellos que están inmersos en la pastoral de las distintas comunidades, de
reflexionar sobre las experiencias, aunque sean incipientes, para ofrecer un
Itinerario.
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